domingo, 18 de octubre de 2009


Al salir del colegio, cuando pasa por delante de la Creperie y huele el chocolate y la masa de los crepes recién hechos, Anelie no puede contener las ganas de pedirle a su madre que le compre uno.



Cuando lo consigue, Anelie empieza a comérselo ansiosa hasta que el chocolate le cubre tooda la cara. En ese momento, su madre recuerda que la vez anterior juro no volver a comprarle jamás un crepe de chocolate a Anelie.
Claro que si es por ver la cara de ésta, merece la pena...