domingo, 22 de noviembre de 2009
Música en la calle
No tengo dinero.
Pero lo que siento en mi cuerpo cuando veo/oigo a un músico tocando algo que me gusta es tan inexplicable que me hace sacar de donde no hay. por muy poco que sea.
Viniendo de hacer unas fotos por las callejuelas de Malasaña, llego a la plaza del Dos de Mayo y me encuentro con un hombre muy delgadito tocando el acordeón en la terraza de un bar.
Sonaba la Valse d'Amelie! Y solo 30 céntimos en ridículas monedas. Lo que fuera, daba igual. La felicidad con la que me iba valía mucho más que 30 céntimos pero nunca pensé que me encontraría a ese músico...
Parece mentira, pero no es nada fácil encontrar de repente a alguien tocando esa canción...por suerte, ese alguién siempre tendrá a otro alguien como yo que se quede embobada en una esquina con una sonrisa absurda, que obliga a pararse a sus acompañantes hasta que acaba la canción y puede acercarse a dejar sus humildes monedillas como símbolo de "gracias por hacerlo"
-Dónde te lo dejo?
-Ahí, encima de la caja
-Aqui?
-Sii, muchas gracias
-No eres tú el que debes darlas...