domingo, 29 de noviembre de 2009

Vuela

Respira, toca el aire y abraza al viento.
Nunca estás seguro del tiempo que te queda para que el viento te siga acariciando la cara...



Vuela, porque ya porfin tenemos alas...
vuela porque más allá de tu ventana tienes mundo construido...

A Anelie le encanta volar. Le encanta hacer volar a sus pensamientos para llegar con el viento hasta donde los globos se pierden...



domingo, 22 de noviembre de 2009

Siga las flechas azules señor "Kimkampua"...

Y esque como ya dijimos al principio...los pequeños detalles son los más grandes y nos llenan de ilusión.
A Anelie y ami (como a todas las personas de este planeta) nos encanta que se acuerden de nosotros, nos encantan los regalos y además, nos encantan los misterios...

Carolina, ha logrado unir esas tres cosas en la foto que ha traido de su último viaje a París.


Esta foto hecha en Monmatre, nos llevan rapidamente al final de la película...
¿Las flechas se han transapasado de la ficción a la realidad, o alguien antes de crearse "Amelie" las dibujó con un fin parecido al de la protagonista?


Gracias, por acordarte y traerme este detallito :)

Los límites entre ficción y realidad son casi inexistentes...Sigue las flechas, imagina, sueña y llega a tu destino...

Música en la calle


No tengo dinero.
Pero lo que siento en mi cuerpo cuando veo/oigo a un músico tocando algo que me gusta es tan inexplicable que me hace sacar de donde no hay. por muy poco que sea.

Viniendo de hacer unas fotos por las callejuelas de Malasaña, llego a la plaza del Dos de Mayo y me encuentro con un hombre muy delgadito tocando el acordeón en la terraza de un bar.
Sonaba la Valse d'Amelie! Y solo 30 céntimos en ridículas monedas. Lo que fuera, daba igual. La felicidad con la que me iba valía mucho más que 30 céntimos pero nunca pensé que me encontraría a ese músico...
Parece mentira, pero no es nada fácil encontrar de repente a alguien tocando esa canción...por suerte, ese alguién siempre tendrá a otro alguien como yo que se quede embobada en una esquina con una sonrisa absurda, que obliga a pararse a sus acompañantes hasta que acaba la canción y puede acercarse a dejar sus humildes monedillas como símbolo de "gracias por hacerlo"



-Dónde te lo dejo?
-Ahí, encima de la caja
-Aqui?
-Sii, muchas gracias
-No eres tú el que debes darlas...